Discrepo con Zygmunt Bauman
Estos días he visto compartido varias veces este artículo de Babelia. Inmediatamente me he tenido que enamorar de un señor que no sólo es capaz de pensar y hablar así a la edad que tiene, sino que aparece en ese primer plano con sus 90 años marcados en cada centímetro de su piel, con sus ojos que han visto pasar casi un siglo, desde que era un niño que huía del nazismo… y encima con una pipa en la boca. Zygmunt Bauman es un sabio que merece que, si no habéis leído ese o cualquier otro artículo que os haga conocerle, dejéis aquí mi post y os dediquéis a descubrirle.

Imagen: Babelia, cultura.elpais.com
Personajes que sientan cátedra sobre por qué va mal el mundo hay muchos, expertos que parecen tener las claves para arreglarlo (pero que inexplicablemente no lo arreglan), bastantes, y sabios que simplemente opinan y con ello te hacen pensar y te revuelven, muy pocos. Bauman es uno de estos últimos.
De este artículo me ha llamado muchísimo la atención el tema de la pertenencia: “La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionas.” No me digáis que ese concepto no es como para preparar cervezas, amigos y picoteo y dedicarle una noche. Una noche en la que no haya Gran Hermano VIP, claro, que lo primero es lo primero.
Pero no puedo evitar discrepar con él en otras opiniones que lanza sobre las redes sociales. Y es que puede que aquí salga a la luz mi ignorancia, pero a mí ese pesimismo radical no termina de convencerme. Ni en este tema ni en otros, pero como de los otros soy aún más ignorante, si cabe, me tengo que centrar en este.
Bauman habla del activismo de sofá, que es una verdad como un templo que no voy a rebatir, pero lo extrapola a situaciones como el movimiento de los indignados, que “sabe cómo despejar el terreno pero no cómo construir algo sólido”, por lo que los resultados de sus acciones tienen mucha repercusión inmediata pero poca a largo plazo. Por supuesto que cuando la gente se echa a la calle no conoce las soluciones a todos sus problemas, o al menos no en toda su envergadura, pero ¿no es un paso adelante que tengamos en nuestras manos el medio para movilizar a toda esa gente que, al menos durante un tiempo, ya no estará actuando desde su sofá? ¿No es algo socialmente positivo que las personas notemos que tenemos capacidad para cambiar las cosas, y que aunque luego la explosión se suavice, nos quedemos con la sensación de tener algo que decir y algo que hacer? ¿No nos aleja eso del sofá y nos acerca al activismo real?
Por otro lado está el punto de vista de que las redes sociales son una trampa. Que muchos las utilizan para no ver más allá de su opinión, para no tener que desarrollar habilidades sociales… Por supuesto que tendemos a rodearnos de aquellos que piensan de forma parecida a nosotros, por muy interesante que sea encontrar un día alguien dispuesto a contradecirnos y a mostrarnos un punto de vista nuevo. Y claro que es más fácil ser amigo en Facebook que ser Amigo, sin más y con mayúscula. Pero, ¿eso las convierte en una trampa? Quizá sea por mi visión poco pesimista de la vida, pero no lo creo.
En mi opinión, todo se puede usar bien y mal. Hay quien coge un móvil para llamar a emergencias y salvar una vida y quien lo usa para hacer estallar una bomba que se lleva diez vidas por delante. No hablo solo de tecnología. Las mismas manos pueden transmitir amor o marcar a puñetazos la existencia de un niño, pueden crear una obra de arte o redactar una sentencia de muerte. ¿Son los móviles o las manos o nuestra capacidad de razonar y de comunicarnos una trampa en sí mismas?
Como siempre, todo depende de quién las use, de lo que la persona que maneje la herramienta haya “mamado”, por lo que quizá la trampa sea lo que se está transmitiendo a cada ser humano que, más o menos tecnológicas, siempre tendrá herramientas a su alcance para utilizar bien o mal. Pero eso ya sí que se lo dejo a sociólogos y sabios como Bauman, que yo ya he reconocido desde el principio mi ignorancia y no pienso ponerme a sentar cátedra sobre cómo se puede arreglar el mundo.
Más sobre el autor

- Llegué a los medios sociales como todos: por casualidad y sin tener ni idea. Empeñada desde siempre en saber cada día algo nuevo, llegó un momento en el que creí que estaba cerca de ser una experta. Afortunadamente seguí aprendiendo y pronto descubrí que este mundo siempre iba a ir más rápido que yo y que cualquiera, y que se trataba de asimilar el máximo posible y continuar coleccionando conocimientos. Así que aquí estoy, compartiendo lo que sé y sobre todo aprendiendo de tanta gente que sabe mucho más que yo.
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